Desde Tzfat, Israel
La Lectura de la Torá de esta semana es Parashá Pinjas. Se encuentra en Números 25:10-30:1. Aquí abajo hay un breve comentario de Baruch:
Parashá Pinjas
La porción de la Torá de esta semana tiene una sección que enumera los sacrificios que tuvieron lugar en el Templo para cada día del año (Ver Números capítulos 28-30). Un punto importante que se hace es que hay una relación inherente entre el sacrificio y la adoración. Es un gozo y un gran privilegio poder ofrecer algo a Di-s. No es porque HaShem lo necesite, pero la ofrenda está arraigada en el deseo del hombre de dar a Di-s. Tal deseo proviene del amor y del reconocimiento de la responsabilidad del hombre de someterse a él.
Uno de los errores que la gente comete con frecuencia es ver el Sábado (Día de Reposo) como un día de adoración como si el resto de la semana no lo fuera. Esta sección de Parashá Pinjas deja claro que cada día es un día de adoración. Shabat, Festivales y Lunas Nuevas reducen la cantidad de trabajo, por lo que hay tiempo adicional para adorar. Es por eso que la Torá habla de los sacrificios adicionales que se hacen en estos días especiales.
Estos sacrificios adicionales, así como los diarios, no fueron hechos por cada individuo, sino por los Cohenim (Sacerdotes) en nombre de todo el pueblo. La gente donaba la mitad de un Shekel para apoyar la obra del Templo y durante la obra de los sacerdotes y levitas, el pueblo, sin importar dónde se encontraran, ofrecía alabanzas y oraciones. Hoy en día hay una oración especial que se añade al servicio de oración normal para reflejar estas ofrendas.
Una buena pregunta que cada uno debe hacerse es ¿cómo refleja mi adoración mi amor por Di-s, mi deseo de someterme a Él, y una voluntad de dar? La adoración es a menudo demasiado mundana y uno tiende a caer en una rutina. Uno puede sentir que se trata de cumplir con una obligación en lugar de experimentar verdaderamente al Di-s viviente y escuchar de Él. La adoración no debe estar motivada por cómo me beneficio de la experiencia, sino más bien por cómo mi experiencia de adoración le es agradable a Di-s.
Son sólo los creyentes en Yeshúa que son capaces de adorar a Di-s. Hemos entrado en la hora en que los verdaderos adoradores deben adorar al Padre en Espíritu y en verdad. Porque este fue el mensaje que Yeshúa enseñó a la mujer samaritana. Algunos creyentes casi se disculpan por tal declaración, sintiendo que es ofensiva para aquellos que siguen alguna otra religión. Pero prefiero afirmar que mi fe no está en una religión arraigada en la cultura o en la tradición vana, sino en el mismo Hijo de Di-s. Cuando uno no logra proclamar la imposibilidad de adorar a Di-s sin Yeshúa, entonces éste disminuye la obra de Yeshúa en la cruz. Lo que los creyentes necesitan más hoy es el mismo celo que Pinjas demostró en Números capítulo 25. Sus acciones eran correctas a los ojos de Di-s, pero serían vistas como estrechas de mente y no inclusivas hoy en día.