Epístolas de Juan No. 10

1 Juan 3:16-24

Terminemos el capítulo 3.

v16: Él puso Su vida: Di-s manifestó Su amor por la humanidad al dar Su vida por nosotros.

  • Puso: Ofreció.
  • También nosotros debemos poner nuestras vidas: El Mesías vivió sacrificialmente. Él ofreció, soltó, no se aferró a su vida. Nosotros también necesitamos vivir de esta manera. No debemos aferrarnos a nuestras vidas a toda costa. Estamos llamados a vivir sacrificialmente (Mateo 16:25).

v17: Bienes de este mundo: Cosas materiales. No está mal tener posesiones materiales mientras no nos posean. Pueden ser una bendición si se utilizan para los propósitos del Reino.

  • Cierra … su corazón: El hombre rico del que se habla aquí no tiene compasión por el que está en necesidad. Los abundantes recursos del rico no son el problema. Lo que él hace con los recursos y el estado de su corazón lo es.

v18: Hijitos míos: En el texto griego no los llama “niños” como lo traducen algunas Biblias. Este es un término cariñoso. Juan está hablando aquí como alguien que tiene autoridad, como un padre. Él está proporcionando, enseñando, discipulando y dando sabiduría a aquellos que considera parte de su familia, aquellos que son parte de la comunidad de fe.

  • No amemos: La implicación es que no debemos solo hablar.
  • Sino de hecho: debemos amar con obras (hacer cosas, acciones), pero esas acciones deben estar de acuerdo con la verdad. Necesitamos darnos cuenta de que los recursos son limitados y, por lo tanto, debemos dar de una manera que realmente satisfaga las necesidades legítimas.

v19: Aseguramos nuestros corazones (nuestros corazones están persuadidos): Juan está hablando de una condición interna. El Espíritu Santo nos confirma las cosas; internamente tenemos esa confirmación de nuestro corazón de que estamos haciendo lo correcto.

v20: Si nuestro corazón nos reprende: Juan está hablando de algo diferente. Él está diciendo que, si nuestro corazón nos condena, entonces podría estar confirmándonos que estamos fuera de la verdad.

  • Mayor que nuestro corazón es Di-s: Di-s conoce todas las cosas. Él sabe cuáles son nuestros problemas. Él puede ir a trabajar y arreglar las cosas en nuestras vidas. Él puede provocar un cambio. Si encontramos que nuestros corazones no están en paz, necesitamos hacer un inventario espiritual de nuestras vidas. A medida que nos evaluamos a nosotros mismos y llegamos a una conclusión correcta, debemos arrepentirnos de aquellas cosas que no están de acuerdo con la voluntad de Di-s, aquellas cosas que no le agradan. Él es el único que puede producir un cambio justo en nuestras vidas. Hasta que nos arrepintamos, no estamos listos para orar y no estamos listos para recibir de Di-s.

v21: Si nuestro corazón no nos reprende: Cuando estamos bien con Di-s (Sus pensamientos son nuestros pensamientos) hay acuerdo entre nosotros. Cuando nuestros corazones están bien delante de Di-s, estamos listos para orar de una manera que Él escuche.

v22: Cualquiera cosa que pidiéremos la recibimos de Él: Hay momentos en los que no estamos listos para orar, para suplicar a Di-s o pedirle cosas. Esto se debe a que nuestros corazones no están establecidos o correctos ante Él. Cuando somos engañados y no pensamos correctamente, no tenemos esa confianza espiritualmente. Di-s necesita producir un cambio. Él es más grande que nuestros corazones. Él puede cambiarlos y puede conquistar esos obstáculos. Sin embargo, si la situación es tal que tenemos confianza ante Di-s, estamos bien con Él, estamos pensando de una manera piadosa, deseando los propósitos de Di-s, entonces debemos pedir y recibiremos de Él.

  • Hacemos las cosas que son agradables delante de Él: Cuando guardamos los mandamientos de Di-s estamos haciendo lo que es agradable delante de Él.

v23: Creamos en el nombre de Su Hijo: Aquí es cuando sucede la salvación y donde comienza el cambio, haciéndonos llegar a ser esa nueva creación. Nuestros corazones se transforman y empezamos a ser capaces de escuchar a Di-s constantemente. Cuando vayamos delante de Él, Él nos mostrará las cosas que no están bien y las cosas que están bien. Cuando estemos en ese estado apropiado, podemos llevar nuestras peticiones ante Di-s y saber que Él va a responder. Todo esto comienza con este mandamiento principal: creer en el nombre de Yeshúa. No hay otra forma en que podamos tener acceso al Padre, la única forma es a través del Mesías Yeshúa, Su Hijo.

  • Nos amemos unos a otros: Lo que hace esta Escritura es muy significativo. Cuando conocemos el nombre de Yeshúa (cuando lo hemos aceptado y creemos en Él), eso se manifestará en nuestras vidas en un compromiso de amarnos unos a otros. Amar a Di-s y amar a los demás resume la Ley y es el mensaje principal y el carácter de la Torá (Marcos 12:28-34).

v24: Él: Cualquiera.

  • Mandamientos: Escrito en plural
  • El que guarda Sus mandamientos: Vamos a crecer y madurar y vamos a desear guardar todos Sus mandamientos.
  • Permanece en Di-s: Todo el que guarda los mandamientos permanece en el Mesías.
  • Y Di-s en él: Y el Mesías estará en él (en cualquiera que guarde Sus mandamientos).
  • Por el Espíritu que nos ha dado: ¡Esta es la prueba de que Yeshúa permanece en nosotros! El orden de las palabras enfatiza nuestra absoluta y total dependencia de Di-s. Si vamos a caminar con Él, agradarle, reflejar Su carácter, hacer Su voluntad, etc., entonces dependemos absolutamente de Su Espíritu Santo. Cuando creemos en el nombre de Yeshúa, nos convertimos en recipientes de Su Espíritu. Su Espíritu entonces obra en nuestras vidas para producir un cambio. Es el Espíritu quien nos convence. Él nos da la capacidad de guardar Sus mandamientos, de ser obedientes, etc. Los verdaderos creyentes, los que permanecen en Él, lo van a demostrar en sus vidas. Si dejamos de lado los mandamientos de Di-s, hacemos algo muy imprudente. Necesitamos darnos cuenta de que hay unidad entre lo que enseñó Yeshúa y lo que enseñó Moisés. La mayoría de las veces, lo que Yeshúa enseñó puede vincularse directamente con los mandamientos de Moisés. Si no se puede vincular directamente, todavía se encuentra con el mismo carácter justo que describe la Ley. La Ley no es un instrumento que nos hace justos. No somos salvos por guardar la Ley. Sin embargo, la Ley sí define para nosotros qué es la justicia. Siendo salvos, vamos a demostrar la justicia de la Ley.

Mañana leemos 1 Juan 4:1-9

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