Nuestra última lectura del capítulo 9 de Hebreos es Hebreos 9:21-28
Hay una relación inherente entre la muerte y el pecado. Morimos porque somos pecadores. La muerte vino al mundo a causa del pecado. Un animal tenía que morir como consecuencia del pecado. En el templo, su sangre se trataba de manera muy precisa, y también se apropiaba como parte del servicio.
La muerte del Mesías fue importante. La sangre del Mesías es igualmente importante y también necesita ser enfatizada.
Después de que Yeshúa resucitó de entre los muertos, le dijo a María Magdalena que no lo tocara a Él porque aún no había ascendido a Su Padre (Juan 20:17). Más tarde, Él fue tocado. Le dijo a Tomás que pusiera su mano en la herida de su costado (Juan 20:27). ¿Cuál fue el cambio? Fue porque subió al Verdadero Templo en el cielo y con su propia sangre purificó todo para que el hombre pecador pudiera tener una morada eterna en el Reino de Di-s. Su sangre fue una parte vital de este proceso. Por medio del derramamiento de Su sangre vino la redención.
v22: Casi todo es purificado según la Ley con sangre: Hay un aspecto eficaz de la sangre para purificar, para limpiar, para poner algo en un nuevo estado, condición donde sea aceptable para Di-s y pueda ser usado por Él.
- Sin derramamiento de sangre no se hace remisión: Una muerte en sí misma no es suficiente. En la Pascua, los corderos tenían que morir, pero cuando el Ángel de la Muerte pasó sobre Egipto, no estaba buscando el cuerpo muerto del cordero (esto fue consumido), estaba buscando su sangre.
- No se hace remisión: Sin perdón de pecados. Es solo por medio de la sangre que el poder y los efectos del pecado pueden ser removidos o quitados.
v23: Fue, pues, necesario: Era un requisito absoluto.
- Las figuras: Estos ejemplos. Estas cosas en el templo celestial. El escritor está hablando de los actos de adoración en este versículo. El paradigma para entender este versículo se encuentra en Éxodo 24:6-8 y Números 7:1. Moisés tomó la sangre y la roció sobre el libro (La Torá) y sobre el pueblo. Asimismo, cuando hubo terminado de montar el tabernáculo, aplicó sangre a todos los utensilios allí (Menora, altar de incienso, etc.) para que estuvieran debidamente dedicados para el culto. La Escritura está diciendo que, de manera similar, los elementos en el verdadero templo (el Celestial) necesitaban ser sometidos al mismo proceso. Sin embargo, la sangre de toros, machos cabríos y las cenizas de una ternera no fueron suficientes para esto. El templo celestial necesitaba un mejor sacrificio. Un sacrificio que fue provisto por el Mesías Yeshúa.
v24: Figura del verdadero: Estas cosas hechas a mano, el templo y todo su mobiliario que estaba en Jerusalén, eran solo sombras, una copia del templo real o vasos que están en el cielo. El Mesías Yeshúa dedicó, inauguró, purificó esos vasos en el cielo para que nuestra adoración no se quedara solamente en Jerusalén, sino que penetrara en el Reino de los Cielos. Nuestra adoración ahora puede ser presentada ante el Di-s Viviente. No como paradigma de lo que aconteció sino como el verdadero culto. La Torá nos dio un patrón de adoración, el Mesías nos dio la capacidad de adorar verdaderamente a Di-s, en Espíritu y en verdad.
v25: Y no para ofrecerse muchas vece a Sí mismo (09): Este versículo habla de la suficiencia de la obra del Mesías. Si no hubiera sido superior, habría tenido que ofrecerse muchas veces.
- Como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año: Si la obra del Mesías no fuera mejor que la de los sumos sacerdotes levíticos, habría sido insuficiente. Según la Ley, estos sacerdotes debían ofrecer sacrificios anualmente. La implicación para el trabajo de ese Sumo Sacerdote fue (gracia) por un año en el futuro. El Mesías habría tenido que hacer esto año tras año tras año. La construcción de este versículo nos revela que este no es el caso. El Mesías se ofreció a sí mismo una vez; y eso bastó. Fue suficiente
v26: En la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre: Esta es una palabra que significa llevar todo a la perfección.
- Se presentó… por el sacrificio de Sí mismo: Vino a este mundo con un propósito. Él se ofreció a sí mismo – sólo una vez. Siendo de un sacerdocio más excelente, Su sacrificio fue perfecto y eternamente redentor. No tiene que repetirse una y otra vez. Los que andan en el Espíritu cumplen la justicia de la Ley. No la letra de la Ley sino el espíritu, el propósito de la Ley. Yeshúa dijo que si lo amamos guardaremos Sus mandamientos (Juan 14:15). Él está hablando de los mismos mandamientos bíblicos que se encuentran en el Antiguo Testamento, pero ahora podemos hacerlo de una manera más excelente, y eso es a través de la unción, el poder y la guía del Espíritu Santo. Es solo cuando entendemos la Ley que podemos apreciar, percibir y, con ese conocimiento, responder adecuadamente a la obra suficiente del Mesías que compró para nosotros la redención eterna.
v27: Establecido: Decretado. Esta es una palabra absoluta. Di-s está haciendo una promesa de algo que va a suceder.
- Una vez: esta palabratiene consecuencias eternas. En Daniel 12:2 se nos dice que, así como todos van a morir, asimismo todos resucitarán. Esta resurrección traerá el juicio de Di-s. Las personas serán consideradas aceptables (gloria eterna) o serán rechazadas (vergüenza eterna, muerte y condenación). Este versículo no está hablando del juicio de las obras. Habrá un juicio por obras, pero el criterio para eso es diferente al juicio mencionado aquí.
- Después de esto el juicio: El juicio del que se habla aquí estará basado en nuestra aceptación o rechazo del Mesías. Si lo aceptamos, no solo nuestros pecados son quitados de nosotros y no se ven más, sino que, por fe, Su perfecta justicia también nos es imputada en el momento en que creemos. Esto significa que Di-s verá la justicia de Su Hijo cuando nos mire. No todos se van a salvar.
v28: Fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos: El pecado es una carga pesada y nos agobia. Cuando recibimos el regalo gratuito de la salvación, del Mesías, Él remueve este pecado de nosotros y lo quita.
- Aparecerá por segunda vez: ¡Viene otra vez! La primera venida del Mesías Yeshúa fue con el propósito de lidiar con las consecuencias del pecado al morir en la cruz. Este no es el propósito de Su segunda venida. Viene para la salvación de los que creen en Él y para el establecimiento de Su Reino. La razón por la que Él quiso perdonar nuestros pecados es para que estemos con Él en Su Reino Eterno. Somos capacitados, por el poder del Espíritu Santo, para vivir, incluso ahora, como ciudadanos de este Reino Eterno.