¡Shabbat Shalom! Parashá Mikeitz

“El cambio y el crecimiento espiritual comienzan con el reconocimiento del pecado en la propia vida de uno”

En la lectura de la Torá de esta semana, se encontró la copa que fue colocada en el saco de Benjamín. José organizó esto como una forma de mostrarles a sus hermanos su pecaminosidad. En otras palabras, José hizo que la copa fuera colocada en el saco de Benjamín para que los hermanos creyeran que toda su “desgracia” se debía a su pecado contra él. Cuando los hermanos fueron llevados ante José y el “robo” era inexplicable (ya que ellos no lo habían robado), simplemente cayeron al suelo ante José. Este fue el cumplimiento de uno de los sueños que José tuvo y le había contado a su familia. En lo que quiero centrarme es en las palabras de José a sus hermanos. Porque José dijo:

“… ¿Qué acción es ésta que han hecho? Seguramente sabían que un hombre como yo practica la adivinación.” Génesis 44:15

¿Por qué José haría semejante declaración? En primer lugar, esa declaración no es cierta. José no practicaba la adivinación. En segundo lugar, ¿por qué daría crédito a una práctica tan pecaminosa? La respuesta está en ver cómo responderían los hermanos. El término que normalmente se traduce como “adivinación” es נחש ינחש. Para los lectores hebreos, esta frase será muy informativa. La palabra hebrea que aparece aquí es muy interesante. Es la misma raíz hebrea de la que se deriva la palabra “serpiente” (véase Génesis 3:1). Esta palabra también puede significar “adivinar”. Esto es lo que suele ser la adivinación, un hombre que hace una suposición arriesgada sobre algo. Alternativamente, hay otros que definen “adivinación” como consultar con demonios.

José hizo esta declaración para discernir la condición espiritual de sus hermanos. Ellos debieron haber respondido a su declaración de que no existía tal cosa como la adivinación. Si eran de la segunda opinión, es decir, que la “adivinación” es consultar con demonios, entonces nunca debieron haberse postrado ante José. De cualquier manera, la condición espiritual de los hermanos estaba lejos de ser correcta. Al final, Judá confiesa el pecado de su familia. Aquí es donde comienza el cambio y el crecimiento espiritual, con el reconocimiento del pecado en la vida de uno.

Finalmente, al final del parashá de esta semana, aprendemos la conexión entre el pecado y la esclavitud, ya que aquel en cuyo saco se encontró la copa tuvo que convertirse en esclavo. Este pasaje es uno de los muchos ejemplos de cómo se puede encontrar la verdad espiritual práctica en las páginas de la Torá.

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