¡Shabbat Shalom! Parashá Terumá

En la porción de la Torá de esta semana (Parashá Terumá), leemos de Éxodo 25:1 – 27:19.

Parashá Terumá

Se presenta una lista de varias vasijas para el tabernáculo. Una de esas vasijas que se ha asociado con Israel, quizás más que las demás, es la Menorá. Según una tradición judía, la Menorá representa la iluminación. En otras palabras, la Menorá le recuerda a Israel que la adoración es una respuesta del hombre que entra en contacto con la revelación de Di-s. Desde esta perspectiva, se puede deducir que la adoración no es para aquellos que no conocen al Señ-r; sino más bien, una respuesta a la revelación divina dentro de una relación de pacto con Él.

Uno lee en la Parashá,

“…por las seis ramas que salen de la Menorá.” Éxodo 25:35

Nada en la Escritura se basa en la mera casualidad; por lo tanto, uno debe preguntarse por qué la Menorá tiene seis brazos. En la numerología hebrea, el número seis se relaciona con la gracia. Por lo tanto, el hombre, que es depravado, no tiene posibilidad de volverse a Di-s por sí mismo. Ante todo, el hombre necesita revelación. El soberano Di-s no tiene la obligación de proporcionar revelación al hombre. Cuando el Señ-r proporciona revelación, es el resultado de Su gracia. Hay dos formas de revelación: la revelación natural y la revelación especial. La revelación natural involucra cosas tales como la creación; mientras que la revelación especial habla de cosas tales como las Escrituras, el testimonio de un creyente y los milagros (como el Señ-r hablándole directamente al corazón de uno).

El hombre, que está perdido en su pecado y desprovisto de Di-s, si entra en contacto con la revelación, puede usar tal revelación para llegar a la conclusión de que Di-s existe, que Di-s es un Di-s de orden y que está separado de Di-s. Sin embargo, es solo a través de una revelación especial que el hombre puede caer bajo convicción de pecado y arrepentirse. Para que la salvación sea el resultado de tal arrepentimiento, el Evangelio debe ser escuchado y recibido.

¿Cómo se debe entender la respuesta de un hombre al Evangelio? La respuesta del hombre al Evangelio nunca debe entenderse como una obra o como parte de los medios de salvación. Di-s proporciona todo al hombre para que pueda ser salvo. Esto significa que cuando alguien recibe el Evangelio, este destinatario no es objeto de alabanza, sino que solo Di-s es digno de alabanza. Sin embargo, la respuesta de uno es necesaria.

Hay quienes argumentan que incluso la respuesta del hombre es obra de Di-s. Porque la Escritura dice,

“Nadie puede venir a mí si el Padre, que me envió, no lo atrae…” Juan 6:44

“Y Él dijo: Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí, sino aquel que le ha sido dado por mi Padre.” Juan 6:65

El punto de distinción es que, aunque el Seññr debe habilitarlo, dicha habilitación no obliga a un individuo hasta el punto de que la gracia y la obra de Di-s en él sean irresistibles. Cuando se trata de cuestiones teológicas, el peligro es enfatizar demasiado algunos versículos mientras se ignoran otros versículos por completo. Como Apocalipsis 3:20,

“Aquí estoy, Yo estoy a la puerta y llamo. si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, Yo entraré, y cenaré con él, y él conmigo.

Está claro a partir de este versículo que hay una influencia (revelación) del Mesías sobre el individuo, pero es responsabilidad del receptor responder a esta revelación. El hecho de que se use el modo subjuntivo en este versículo (los verbos “debería oír” y “debería abrir”) demuestra el elemento del libre albedrío. El modo subjuntivo es el modo de posibilidad, por lo que existe una posibilidad real de que a quien se le ofrece la revelación pueda oír (a menudo la palabra “oír” en el lenguaje bíblico lleva consigo el significado “obedecer”) y abrirle la puerta a Yeshúa. El modo Subjuntivo también está relacionado con “condición”. Por lo tanto, Yeshua le está proporcionando al individuo una promesa que está condicionada a su respuesta.

El punto de que el Señ-r es el Autor y Consumador de nuestra fe no significa que el hombre no tenga un papel en la experiencia de la salvación. Sí, la obra de salvación pertenece únicamente a Di-s, pero para que la salvación ocurra en la vida de un individuo, este debe entregarse a la obra del Señor.

Encuentro sin fundamento en las Escrituras que alguien denuncie que si uno debe responder a la gracia de Di-s, entonces la salvación se convierte en una obra del hombre y ahora depende en parte del hombre. Tal reclamo es como alguien que debe un millón de dólares y no tiene ni un centavo para pagar la deuda, alegando que contribuyó al pago de su deuda porque acordó permitir que otro pague el millón de dólares en su totalidad.

En conclusión, cuando uno ve la Menorá, recordemos la Gracia de Di-s que Él ofrece a todos los que escuchan Su voz.

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