ADVERTENCIA : Esta publicación de blog contiene información gráfica sobre las atrocidades del Holocausto. Parte de esta información se encontró en el sitio web de The Jerusalem Post y en Wikipedia.
Los días del 21 al 23 de enero de 1941 fueron días de horrible brutalidad, tortura y asesinato en Bucarest, Rumania. Fue durante estos días que los judíos locales fueron atacados, torturados, violados y asesinados.
El pogromo de Bucarest no fue un efecto secundario de la rebelión, sino un evento paralelo, organizado deliberadamente para dar legitimidad a la rebelión y equiparar a los opositores de los legionarios con simpatizantes judíos. Muchos partidos participaron en los disturbios contra los judíos: policías leales a los legionarios, varias organizaciones de legionarios, el sindicato de trabajadores, el sindicato de estudiantes, estudiantes de secundaria, romaníes y sinti y delincuentes. Creo que es muy importante reconocer que estos hechos no fueron realizados por un solo grupo. Muestra el nivel de antisemitismo de la época. Uno de los eventos más perturbadores y horribles ocurrió el 23 de enero.
Pueden ver ganchos de carne como los de 1941 a través de las ventanas rotas.
El 23 de enero, pocas horas antes de que se sofocara la rebelión, un grupo de legionarios seleccionó al azar a 15 judíos. Los llevaron en camiones al matadero local, donde los fusilaron. Cinco de los judíos, incluida una niña de cinco años, fueron colgados en los ganchos del matadero, aún con vida. Fueron torturados, les cortaron el vientre y les colgaron las entrañas alrededor del cuello en una parodia de la matanza kosher de ganado. Los cuerpos fueron etiquetados con un vergonzoso uso del término “kosher”. Hubo un total de 60 cuerpos encontrados en el matadero y un total de aproximadamente 125 judíos asesinados.
Otra vista del interior del matadero (izquierda). Nuestro grupo orando por Rumanía, contra el antisemitismo y por los descendientes de los asesinados únicamente por ser judíos.
Esta parada, organizada por nuestro líder de equipo, George Popa, y el miembro del equipo, Daniel, tuvo un gran impacto en cada uno de nosotros. Mientras orábamos y derramábamos lágrimas, no podíamos dejar de pensar en los últimos días que están por venir.