Porción de la Torá : Noé (Noé)
Lectura de la Torá : Génesis 6:9-11:32
Lectura Profética: Isaías 54:1-55:5
Parashá Noaj
“¿Qué debe hacer un creyente hoy en día con respecto a las leyes dietéticas?”
Me gusta la controversia, no porque me gusten los conflictos, sino porque los temas controvertidos hacen que uno piense y, se espera, recurra a la palabra de Di-s para resolver el asunto. En la porción de la Torá de esta semana, HaShem hace un cambio con respecto a las leyes dietéticas. Mientras Adán y Javá estuvieron en el Jardín del Edén, no les estaba permitido comer carne. Sin embargo, queda claro en la parashá de esta semana que Di-s instruyó a Noé que ahora sí estaba permitido comer carne.
“Todo ser viviente que se mueve les será por alimento; como la verdura, Yo se las he dado a todos ustedes”. Génesis 9:3
Este versículo deja fuera de toda duda que se puede comer todo tipo de criatura viviente. No fue hasta mucho más tarde que Moisés recibió la Torá que restringía las criaturas vivientes que podían comerse. Hoy en día se acepta generalmente que estas restricciones conocidas como Kashrut sólo se aplican a los Hijos de Israel. Sin embargo, debido a que Israel iba a ser una luz para los gentiles, ciertamente un gentil que aceptara al Di-s de Israel habría abrazado la Torá y estas restricciones dietéticas. El judaísmo hoy rechaza que un gentil que cree en el Di-s de Israel deba seguir la Torá, sino sólo las leyes relacionadas con Noé (tanto bíblicamente hablando como otras adicionales que los rabinos han agregado). Estas leyes prohíben la idolatría, el asesinato, el robo, la inmoralidad sexual, la blasfemia y comer carne extraída de un animal mientras aún está vivo. La ley final es establecer tribunales de justicia.
Aunque no hay nada de malo en estas leyes, tomo firmemente la posición de que todos los individuos, tanto judíos como gentiles, deben responder a la revelación de que Di-s existe y que Él es el Di-s de Israel y, por lo tanto, deben aplicarse todas las Escrituras a la vida de cada uno. En otras palabras, uno no pierde su identidad como judío o gentil, pero todos los creyentes en el Di-s de Israel y el Mesías Yeshúa deben aplicar conjuntamente la palabra de Di-s a su vida. No para salvación, sino porque uno ha sido salvo por la gracia de Di-s mediante la obra redentora del Mesías.
¿Por qué HaShem hizo que las leyes dietéticas fueran más restrictivas según la Torá? Una respuesta general sería convencer al hombre de su pecado y revelar su necesidad de salvación. La pregunta que es de gran interés es ¿qué debe hacer un creyente ahora con respecto a las leyes dietéticas? Queda claro del Nuevo Pacto que algunos creyentes optaron por regresar al estado del Jardín del Edén y no comer carne, mientras que otros continuaron comiendo carne. Pablo enseñó claramente que se puede comer carne, pero si hacerlo causa problemas a un hermano más débil, entonces no se debe comer carne. Esto no se basó en ninguna compulsión, sino por amor.
¿Qué pasa con aquellas carnes que la Torá llama impuras, como el cerdo y los mariscos? El judaísmo rabínico afirma que en la era venidera, es decir, el Reino, HaShem alimentará a los justos con una gran comida que consistirá en carne de ballena. Obviamente, la ballena está prohibida según la ley de la Torá, entonces, ¿cuál es el significado de esta declaración del Talmud (ver Baba Batrah, página 75, lado A)? Que la Torá restringe el consumo de algunos animales debido a la inmadurez espiritual de la gente, pero en el Reino, los justos, es decir aquellos que no son espiritualmente inmaduros, comerán precisamente lo que la Torá prohíbe.
Entonces, ¿cuál es nuestra respuesta como creyentes? Las palabras de Pablo parecen ser más aplicables cuando afirma:
“Todo me es lícito, pero no todo conviene …” 1 Corintios 6:12.
Lo más significativo es que este texto proviene de una discusión en la que el tema era la comida. Asimismo, en el mismo libro (ver 1 Corintios 10:23), Pablo afirma lo mismo con respecto a la comida. De estas dos citas se desprende claramente que el énfasis no debe estar en lo que puedo o no puedo comer, sino en el bienestar espiritual de los demás. Es por eso que creo que comer carne de cerdo y mariscos es un mal testimonio. No es casualidad que estas “carnes” también entrañen un mayor riesgo para ellas y se contaminen más fácilmente.
En el Reino Milenial, la gente comerá carne, sin embargo, en la Nueva Jerusalén, habrá varias cosas que recordarán mucho al Jardín del Edén y no se comerá carne. Fue por esta razón que muchos de los creyentes del primer siglo eran vegetarianos, es decir, esperaban con ansias el estilo de vida del Reino.
Éste es un tema en el que la oración es más vital que escuchar los pensamientos de un hombre.