
Gálatas 3:19-29 es nuestra última porción de esta semana.
Hemos aprendido que la ley no puede afectar el pacto abrahámico (ni el nuevo pacto) porque es una promesa que tiene su raíz en la gracia. Entonces, ¿qué propósito tiene la ley? Pablo aborda ahora esta pregunta.
v19: Fue añadido a causa de las transgresiones (pecados): Véanse los comentarios hechos en Gálatas 3:12.
- Y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador: Este es un modismo en el idioma griego. La mención de “ángeles” nos permite saber que se nos está dando una perspectiva celestial. El pacto dado a Abraham era de naturaleza celestial, y se promulgó en nuestras vidas a través de un mediador, es decir, el Mesías Yeshúa (la Simiente), que es el mediador entre Di-s y el hombre.
v20: El mediador: Generalmente un mediador se sitúa entre dos individuos/dos grupos y trata, desde una posición de neutralidad, de llevarlos a un punto común mediante el cual puedan llegar a un acuerdo entre sí.
- Di-s es uno: Esta es una verdad teológica muy importante. El Mesías y Di-s son Uno. Di-s mismo fue el mediador de este pacto. Aunque Él era la parte ofendida, se humilló y se hizo carne en nuestro lugar, ordenando que el pacto (que viene con promesas y bendiciones del Reino) se hiciera realidad en nuestras vidas (la parte que había causado la ofensa). Él hizo todo lo posible para traer paz entre el hombre y Di-s. Sólo Él es digno de alabanza.
v21: ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Di-s?: La ley no añade nada al pacto abrahámico (un paradigma del Nuevo Pacto). El pacto por sí solo es completamente suficiente para hacer realidad los planes y propósitos de Di-s en nuestras vidas (las promesas/bendiciones de Su Reino). Entonces, ¿cuál es el propósito de la ley? Muchas personas hoy en día creen que la ley está en desacuerdo con la gracia. Creen que como creyentes tenemos dos opciones para elegir: o el evangelio o la ley de Moisés. Esta no es una forma bíblica de pensar.
- ¡ En ninguna manera!: Pablo responde a la pregunta anterior de una manera muy contundente. La ley NO está en contra de las promesas (la gracia) de Di-s.
- Porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley: Pablo está utilizando otra situación hipotética. Si hubiera una ley que pudiera dar vida (que no la hay), entonces esa ley se habría utilizado para producir justicia/justificación. Podemos imaginar una ley así, pero solo estaría basada en nuestra imaginación y no en la realidad.
v22: Pablo comienza, en este versículo, a hablar acerca del entendimiento correcto que un creyente necesita tener (tanto en pensamientos como en acciones) respecto al propósito de la ley.
- Mas la Escritura lo encerró todo: nos encerró a todos juntos. Las Escrituras nos ponen a todos en la misma “caja”: TODOS hemos pecado y TODOS estamos destituidos de la gloria de Di-s (Salmo 14:1-3, Romanos 3:10-12, 23).
- Bajo pecado: “Bajo pecado” significa literalmente que todos estábamos (sin excepción alguna) bajo la autoridad del pecado. Quienes tienen autoridad sobre nosotros tienen el poder de castigarnos. El pecado, cuando tenía autoridad sobre nosotros (porque estábamos “bajo” él), tenía el poder de provocar la muerte en nuestras vidas. No sabríamos que somos pecadores, con la pena de muerte sobre nuestras cabezas, si no tuviéramos la ley. La ley (cuando nos medimos según su estándar) nos anuncia que somos pecadores necesitados de salvación/la gracia de Di-s. Si no aceptamos la salvación que se nos ofrece, entonces vamos a morir (eternamente). La ley también establece las expectativas de Di-s (lo que debemos hacer o lo que no debemos hacer para agradarle). Es a través de la ley que nos damos cuenta de que las cosas que Di-s ama que hagamos son a menudo las cosas que no queremos hacer (y viceversa). La ley no tiene la culpa (la ley es buena, santa y justa). El problema está en nosotros.
v23: Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley: La ley nos tenía prisioneros. Antes de la fe, estábamos bajo la autoridad de la ley.
- Encerrados para aquella fe que iba a ser revelada: La ley nos mostró nuestra carencia. La carencia nos llevó a buscar la gracia de Di-s. En las palabras de la ley encontramos un pacto. El pacto de Abraham fue revelado por la ley (el testimonio de Abraham se encuentra en los libros de la ley, la Torá).
v24: De manera que la ley ha sido nuestro ayo: Ayo. Si entendemos que la ley es como un ayo, un maestro, entonces hemos entendido correctamente la ley. Un ayo nos enseña lo que no sabemos. La ley, como nuestro ayo, nos enseña acerca del Mesías y nos muestra que somos pecadores necesitados de Su salvación. La ley nos conduce al Mesías y, por lo tanto, indirectamente, a la justicia por medio de la fe en el Mesías.
- A fin de que fuésemos justificados por la fe: Cuando conocemos y aceptamos al Mesías como nuestro Señ-r y Salvador, entonces, por la fe, seremos hechos justos.
v25: Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo: bajo la autoridad (juicio) del ayo/la ley. Cuando estamos ‘bajo’ la ley somos considerados pecadores. Cuando ya no estamos bajo la ley es porque nos hemos convertido en una nueva creación en el Mesías.
v26: Pues todos sois: Pablo se dirige a los creyentes (ver Gálatas 3:15). Por lo tanto, “vosotros…todos” se refiere a los creyentes y no a toda la humanidad. Ser “hijos de Di-s” es una realidad para TODOS los creyentes que han ejercido la fe en el Mesías Yeshúa.
v27: Bautizados: El bautismo habla de muerte y resurrección. Como creyentes, nos identificamos con la muerte del Mesías: diariamente tomamos nuestra cruz y nos consideramos muertos al pecado. La muerte es una consecuencia/castigo asociado con el pecado, del cual tenemos conocimiento por la ley. Sin embargo, como creyentes, también nos identificamos con la resurrección del Mesías: ser resucitados como una nueva creación en el Mesías (‘ vestirse del Mesías’, cobrar vida en el Mesías).
v28: En lo natural siempre habrá judíos, gentiles, hombres y mujeres, etc. Pablo no está hablando aquí de lo físico. Lo que le preocupa a Pablo es el acceso al evangelio. Pablo está señalando que no hay ventajas culturales, sociales o de género cuando se trata del evangelio. El evangelio está disponible para todos. No perdemos nuestro género, nacionalidad, etnia o estatus cuando venimos al Mesías. Sin embargo, ninguna de estas cosas nos impide experimentar el poder del evangelio y de la salvación.
- Todos vosotros sois uno en el Mesías: Hay una unidad en el Mesías.
v29: Y si vosotros sois del Mesías, ciertamente linaje de Abraham: El pacto que Di-s hizo con Abraham implicó una promesa de bendición y herencia. La única manera en que podemos llegar a ser parte de esta esperanza es convirtiéndonos en una descendencia de Abraham, y la única manera de llegar a ser una descendencia de Abraham es por medio de la fe en la promesa de Di-s – el Mesías Yeshúa. Nuestra esperanza yace en el hecho de que Di-s, quien nunca miente, ha prometido. No merecemos, ni somos merecedores ni nos ganamos la promesa de Di-s, pero, a través de la misericordia de Di-s, la recibimos en base a nuestra fe en Di-s.