“La Provisión de HaShem para la Obediencia a Su Voluntad”
Esta lectura de la Torá siempre precede a la festividad de Rosh HaShannah. Aunque el nombre bíblico de la festividad es (Yom Teruah) el “día del sonar” o “memorial del sonar”, los sabios de antaño le dieron un nuevo nombre a la festividad para enfatizar lo que el sonido del Shofar le recuerda al oyente, es decir, la provisión de HaShem. Porque es a través de esta provisión que Su pueblo puede tener la victoria. Aunque la victoria tiene muchos aspectos, uno es obedecer la palabra de Di-s. Al final del parashá de esta semana, Moisés escribe:
“Este mandamiento que os ordeno hoy no os es demasiado maravilloso ni demasiado lejano de vosotros. ¿No está en los cielos diciendo quién subirá por nosotros hacia los cielos y lo tomará por nosotros para que lo oigamos y lo hagamos? ¿Tampoco es al otro lado del mar diciendo quién cruzará por nosotros al otro lado y lo llevará por nosotros para que lo oigamos y lo hagamos? Porque está muy cerca de ti esta palabra en tu boca y en tu corazón para hacerla.” Deuteronomio 30:11-14
Si bien la Torá está disponible para la humanidad, no significa que uno pueda cumplir la palabra de Di-s en su condición natural. Más bien uno necesita cambiar. Es precisamente la provisión de Di-s primero del Mesías y luego del Espíritu Santo lo que permite al creyente obedecer la voluntad de HaShem. No es coincidencia que el Shofar se escuchara no solo en la entrega de la Torá, sino también en la entrega del Espíritu Santo; y el Shofar también sonará cuando el Mesías venga a recoger a los creyentes vivos y muertos y les proporcione un cuerpo nuevo que les permita manifestar su victoria sobre la muerte y el pecado.
¡Shabbat Shalom y Feliz Rosh HaShannah; también conocido como Yom Teruah!
La lectura profética de esta semana comienza con las palabras: “¡Levántate, resplandece! Porque ha venido tu luz. Este pasaje debe entenderse como de naturaleza mesiánica. No es sólo la Gloria de Di-s la que regresa, sino la venida del mismo Mesías para establecer el Reino. Es importante notar que la iluminación del Reino no solo impactará a la nación judía, sino que también traerá un gran cambio entre todas las naciones,
“Andarán las naciones a tu luz…” Isaias 60:3
Existe un debate entre los eruditos acerca de a quién se refiere la frase “a tu luz”. Algunos creen que es el pueblo judío el que se verá tan impactado por la redención que traerá el Mesías, que será en este momento que Israel cumplirá su llamado a ser una “luz para las naciones”. Otros eruditos creen que es el Mesías mismo. La confusión sobre este versículo puede estar basada en el simple hecho de que existe una relación tan cercana entre Yeshúa e Israel que es difícil distinguir entre los dos.
Con respecto a los creyentes de hoy, somos llamados el Cuerpo del Mesías, por lo tanto, como resultado de la obra redentora del Mesías Yeshúa, debe haber tal intimidad entre el creyente y Yeshúa, que su vida se esconda en el Mesías. Proféticamente muchas de las cosas que HaShem le ordenó a Israel que hiciera, en realidad fue el Mesías quien las cumplió. Dentro del libro de Isaías está el concepto del “Siervo Sufriente”. Muchos de estos pasajes apuntan a Yeshúa, pero algunos apuntan al pueblo judío. Muchas veces no es una situación de este o este otro, pero la interpretación adecuada se relaciona con ambas. Mientras que otras veces uno debe ser dogmático y afirmar que un pasaje del “Siervo Sufriente” le habla solo a uno de ellos. Si uno estudia el contexto y presta atención a las pistas dentro del pasaje dado, no es difícil discernir la intención de la profecía.
Al regresar a nuestro estudio de la Luz, uno debe recordar esas hermosas palabras del Mesías Yeshúa, quien dijo:
“Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo”. Juan 9:5
Y el hecho de que Yeshúa dijo a Sus discípulos,
“Vosotros sois la luz del mundo…” Mateo 5:14
¿Cuál es la conclusión? La conclusión es que cuando el creyente camina por el mismo camino que Yeshúa deseando servirle, sufrirá. Y es cuando el creyente sufre por su servicio, que él será la luz, que iluminará para otros la Gloria de Di-s y atraerá a otros al Mesías.
¡Levántate y resplandece porque ha llegado tu luz!
Cuando HaShem creó al hombre (la humanidad) la Torá dice que Él los creó varón y hembra. En otras palabras, la humanidad se compone de dos creaciones únicas, hombres y mujeres. La intención del texto bíblico es enfatizar que existen diferencias entre hombres y mujeres y que estas diferencias deben mantenerse en la sociedad. Uno no tiene que mirar muy lejos para ver que la sociedad, especialmente durante las últimas generaciones, ha borrado las distinciones entre los dos géneros. En la porción de la Torá de esta semana, hay un recordatorio de que Di-s ciertamente ordena a hombres y mujeres que sean singularmente diferentes.
“No habrá vaso de varón sobre mujer, y el hombre no se pondrá vestido de mujer; porque es abominación al Señ-r, tu Di-s, todos los que hacen estas (cosas)”. Deuteronomio 22:5
Traduje este versículo de la manera más literal. El lector debe notar que la gran mayoría de las traducciones se leen de manera muy diferente. La versión King James (KJV versión en inglés) captura cómo la mayoría traduce el texto,
“La mujer no vestirá ropa de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios todo aquel que esto hace.”
El problema con tales traducciones es que no prestan atención a lo que realmente se dice. La KJV establece con respecto a la mujer que no debe vestir ropa propia de un hombre, cuando en realidad el verbo “vestir” no aparece en la primera mitad del versículo. La intención del texto hebreo es que no habrá un instrumento masculino “sobre” o “concerniente” a una mujer. El mensaje no es tanto la ropa, pero el hebreo implica una gama mucho más amplia de objetos. Por lo tanto, la elección de la Torá de esta palabra informa al lector que los instrumentos o herramientas que un hombre usa para trabajar no deben ser usados por una mujer. La implicación es que hay algunas profesiones y actividades que no son apropiadas para una mujer.
Es en la segunda mitad del verso que aparece el verbo “ponerse” o “vestir”. Es en esta sección donde la amonestación es claramente en contra de que los hombres se vistan con prendas femeninas. La ropa en el tiempo de Moisés como lo es hoy dice mucho sobre la persona. Si uno se viste de una manera que es contraria a cómo Di-s lo creó, es un acto de rebelión. Tal rebelión es vista y descrita en este versículo de la manera más fuerte, porque HaShem la llama abominación.
Por supuesto, hay una superposición en muchas cosas con respecto a los hombres y las mujeres; sin embargo, las distinciones entre los sexos deben mantenerse y esto también incluye diferentes roles. Estos roles deben estar bien definidos especialmente en el hogar y en la congregación del Mesías. Si los creyentes fallan en este asunto, entonces fallamos en ser el ejemplo santificado a que fuimos salvos para ser. Me doy cuenta de que la mayoría elige ignorar las diferencias establecidas en las Escrituras para el liderazgo y el comportamiento para la administración de la casa local de Di-s. Quizás es por eso por lo que los mismos problemas y fallas que aquejan a nuestra sociedad también están presentes dentro de la familia de Di-s.
Como dice el locutor de radio Steve Brown, piensa en esto…
Porción de la Torá: Shoftim (Jueces) Lectura de la Torá: Deuteronomio 16:18-21:9 Lectura profética: Isaias 51:12-52:12
“Teme a HaShem, no al hombre”
Esta semana es la cuarta de siete lecturas proféticas que contienen el tema del “consuelo” para Israel. Sin embargo, el mensaje le habla a todos los que creen en la venida del Reino de HaShem. Para encontrar consuelo, uno debe desarrollar una perspectiva eterna de la vida y darse cuenta de que todo lo que sucede en este mundo es solo temporal. Uno también debe entender la futilidad del hombre en comparación con el Di-s Viviente. El pasaje se abre con HaShem revelándose como el Di-s que consuela y que uno debe temerle a Él y no al hombre. En otras palabras, HaShem se está refiriendo a la frecuencia con la que uno permite que sus prioridades se inviertan y anteponen a los demás a su responsabilidad con HaShem.
En última instancia, el hombre morirá físicamente y será “plantado” en la tierra como la hierba, pero es Di-s quien extendió los cielos y puso los cimientos de la tierra. Por lo tanto , HaShem pregunta ¿por qué tú y yo tememos constantemente al hombre e ignoramos la realidad de Di-s? El pasaje literalmente dice:
“Y te olvidas de HaShem tu Hacedor (Quien) extiende los cielos y pone los cimientos de la tierra y temes continuamente todo el día ante la ira del opresor cuando se dispone a destruir; ¿Dónde está la ira del opresor? Isaias 51:13
Este versículo señala que muy a menudo las cosas que tú y yo tememos y por las que perdemos el sueño nunca suceden. También puede enseñar que comparado con la ira de Di- s, el opresor es pálido en comparación. En el siguiente versículo (catorce) se usa una sola palabra. El significado de esta palabra es “caminar” o “pasearse de un lado a otro” . Muchas Biblias traducen esta palabra “vagar” . La idea del contexto es huir de la opresión del enemigo. Incluso si la opresión es real, el pasaje está haciendo una promesa importante. Esta promesa es que el Di-s que consuela finalmente traerá liberación y el opresor no tendrá éxito en su intento de traer destrucción. Es muy importante que uno preste atención al lenguaje del siguiente verso. Dice que “…no morirá en la mazmorra (abismo) ni le faltará el pan”.
La palabra traducida mazmorra significa el lugar de destrucción eterna. Por lo tanto, aunque a veces el enemigo mata, no posee la autoridad para enviar a uno al abismo (infierno). Este versículo se parece mucho a la instrucción de Yeshúa cuando dijo:
“No temáis del que mata el cuerpo, pero no puede matar el alma; más bien, temeréis a Aquel que puede destruir tanto el alma como y el cuerpo en el infierno.” Mateo 10:28
El versículo de Isaías cierra con la afirmación: “…ni le faltará su pan”. El uso de la palabra “pan” implica las necesidades de uno. Por lo tanto, a pesar de la opresión que uno pueda experimentar, HaShem es fiel para suplir nuestras necesidades en medio de nuestros tiempos más oscuros. Como nos recuerda David en el famoso Salmo Veintitrés,
“Preparas delante de mí una mesa en presencia de mis enemigos”. Salmo 23:5
“La Fidelidad de Di-s para Actuar de Acuerdo a Su Palabra”
Una vez, cuando estaba en Jerusalén, vi una calcomanía que decía: “Piensa bien y será bueno”, supongo que una referencia al poder del pensamiento positivo. Cada vez más escucho a maestros rabínicos decir que lo negativo ha sido abolido para Israel y que solo vendrá lo bueno. Caso en cuestión: los últimos días. Si uno lee Jeremias 30:7, “Qué terrible, porque grande es ese día, no hay nada como él, y un tiempo de angustia es para Jacob, y (pero) de él será salvo”. Este versículo enseña claramente, como tantas otras profecías, que habrá un período de tiempo muy difícil (el más difícil) para el pueblo judío antes del regreso del Mesías para establecer Su Reino. Aunque esto debe suceder, los líderes están diciendo que este tiempo para nuestro pueblo ha sido cancelado o cumplido por el holocausto.
Por mucho que me gustaría que este fuera el caso, no hay evidencia bíblica que respalde este punto de vista. En ninguna parte de la Biblia dice que HaShem cancelará el período de tiempo de aflicción que caerá sobre Israel y el pueblo judío inmediatamente antes de la venida del Mesías. ¿Por qué vendrá esta aflicción? La respuesta es porque Di-s es fiel. Uno lee en la porción de la Torá de esta semana,
“Mira, hoy pongo delante de ti bendición y maldición. La bendición: que obedezcas los mandamientos de HaShem tu Di-s, que yo te mando hoy. Y la maldición si no obedeces los mandamientos de HaShem tu Di-s y te apartas del camino que yo mando hoy para andar en pos de dioses ajenos que no conocías”. Deut. 11:26-28
Por lo tanto, Di-s no simplemente cancelará lo malo (la maldición) cuando uno lo desobedezca; más bien, debido a Su fidelidad a Su palabra, el que rechaza Su palabra cosechará las consecuencias. Uno necesita entender que la maldición es necesaria para llevar a la persona desobediente al arrepentimiento.
No soy un profeta, pero esto debe quedar claro para todos. El judaísmo se ha convertido cada vez más, durante los últimos dos mil años, en una religión basada en las enseñanzas, pensamientos y opiniones del hombre más que en las Escrituras. Todos los días escucho varias conferencias rabínicas, principalmente en una estación de cable llamada “Hidabrut”. Rara vez alguno de los maestros comparte un mensaje basado en un estudio versículo por versículo de un texto bíblico. Cuando se citan las Escrituras, la interpretación suele ser una visión mística muy alejada del contexto. Pero hay excepciones. Hace un tiempo, escuché a un joven rabino hablar sobre los últimos días en el capítulo 2 de Daniel. Habló correctamente de la gran imagen que se levantará refiriéndose a un imperio maligno que surgirá en los últimos días que gobernará el mundo y desafiar las enseñanzas de Di-s y perseguir severamente al pueblo judío. Luego preguntó ¿cuál es nuestra esperanza? Luego citó de Daniel 2:34,
“Mientras mirabas, una piedra fue tallada sin que las manos golpearan la estatura…”
Fue esta piedra la que Daniel continúa informando al lector que destruyó la imagen (imperio del mal). Correctamente el rabino dijo que esta piedra es el Mesías que vendrá en los últimos días y librará a Israel y al pueblo judío de todas las naciones (imperios) que vendrán contra nosotros.
La Escritura es muy clara acerca de lo que le depara el futuro a Israel, lo bueno y lo malo (la bendición y la maldición). Di-s no cancelará simplemente la maldición. Hacerlo eliminaría el corazón mismo de lo que revelan los primeros versos de nuestro parashá: que el hombre tiene libre albedrío y debe ejercer este libre albedrío a la luz de la verdad bíblica.
La maldición viene, pero uno puede evitarla no porque haya sido cancelada, sino porque el Mesías la ha tomado sobre Sí mismo, para que nosotros por gracia podamos ser salvos.